Breve reflexión sobre la relevancia de X
O twitter como le dicen los conservadores. O chuider como le dice Pagni.
Nunca fui particularmente afecto a las redes sociales. Siempre se me aparecieron como una extensión más del otrora inentendible para mí mundo de las relaciones humanas, un sinfín de mostraciones de afinidad y status sin otro objetivos más allá de ganar unos puntitos en un juego algo esquizofrénico. Básicamente la pesadilla de cualquier gordo con ganas de quedarse jugando a la compu y resolviendo problemas de matemática. Esa era la historia, pero todo cambió cuando la nación de twitter atacó.
El sentido principal de twitter, y el motivo de su relevancia social, es que reunió a todos los foros en un mismo lugar. Historicemos lógicamente un poco el foro informático. Internet nace como medio para la transmisión rápida y efectiva de información en el contexto de la investigación científica. En ese marco, el intercambio informativo toma muchas veces la forma de una pregunta, una query a una biblioteca solo accesible por la contraparte. En una primera instancia esta pregunta debía estar dirigida: yo tengo que saber qué contraparte puede acceder a la información que estoy buscando y esta contraparte tiene que tener el tiempo y la voluntad de proveerme de dicha información. Este sistema ahorra costosos viajes de investigación, pero es, para nosotros, evidentemente ineficiente. De parte del buscador demanda saber quién tiene tanto la información como el tiempo para buscarla, procesarla y enviarla. De parte del receptor del pedido demanda un gasto de energía que no siempre es retribuible por el buscador, ya que éste puede tener menos acceso, menos tiempo, etc. Las ineficiencias de este sistema llevan rápidamente a la siguiente etapa: el foro. El foro puede surgir orgánicamente sin necesidad de ningún desarollo web en particular como sistema de mailing masivo. Un grupo de investigadores de temas en común se coordina para armar un listado de mails al que mandar colectivamente tanto las queries como las respuestas. Esto por un lado optimiza el encontrar al investigador con acceso a la información y tiempo y socializa la respuesta en caso de que haya algún otro al que le sirva la información. Naturalmente los intercambios, de naturaleza en principio cuasi-epistolar, empiezan a orbitar en torno al contenido de la información intercambiada, se discuten ideas, novedades. La carta se vuelve poco costosa, colaborativa e instantánea.
Sin embargo, con la gente empiezan los problemas. La multiplicación del contenido, el desorden, los comportamientos anti-comunitarios demandan de algún género de moderación. Tiene que haber un criterio de ingreso/expulsión de los grupos de mails y una o más personas encargadas de hacer valer estos criterios. Podemos decir que el foro se constituye una vez que se establecen públicamente estos criterios. Desde aquí su independización de la casilla de correos y pasaje a un medio específico y abierto al público es solo natural. La autonomización del foro qua foro independientemente de las relaciones humanas que le dieron su origen lo constituye como sede de un tema y le provee de un entorno más favorable a su desarrollo. La libertad, lamentablemente, siempre y en todo lugar tiene sus costos. El foro se empezaba a armar como el lugar de expresión de las pasiones humanas. El saber técnico, la curiosidad científica, la creatividad artística o literaria, todas ellas requieren de infraestructura, gastos de servidores, actualización tecnológica de los sitios. Los motivos para el incremento de costos de los foros son naturales: siguen la tendencia a la purificación de la creación de contenido por parte de los usuarios. Alguien que está escribiendo una nota, respondiendo a una pregunta, subiendo un video, etc., no quiere tener que saber mySQL para llevarlo adelante. Su interés está en el contenido y el medio que le permita expresar este contenido de la forma más pura posible ganará. El medio en el que estás leyendo esto es un ejemplo perfecto.
Esta tendencia a la masificación y la tecnificación del foro (entiéndase siempre a la tecnificación como una ampliación de las capacidades específicas del foro para transmitir un mensaje X del emisor al receptor, cualesquiera que sean, al más bajo costo posible para ambos) implicó un pacto faustiano. Los foristas cedieron gustosamente el derecho sobre los contenidos del foro al admin del mismo y con ello perdieron todo género de poder. La escala, el efecto red, hicieron del admin una figura todopoderosa, independizándolo de los productores de contenido al punto de volver a los admins más grandes del mundo figuras de magnitudes históricas, aparte de billonarios: Larry Page, Sergey Brin, Mark Zuckerberg. La relación de los foros con la construcción de verdad, su origen histórico, los volvieron a su vez herramientas sumamente importantes a la hora de incidir en la discusión pública de naciones democráticas. El consenso científico, razón última de toda política pública en nuestra era tecnocrática, dependía en buena medida de la ascendencia en los foros correctos. Diría que incluso más que el control de los comités editoriales de revistas científicas.
¿Quis custodiet ipsos administratorem? Se volvió rápidamente la pregunta política de la época. Naturalmente que uno solo se hace esa pregunta si percibe o piensa que el admin juega para el otro equipo, pues si juega para el propio es indudable que se va a comportar con neutralidad y parcialidad. ¿Cómo no habría de hacerlo si nosotros somos los buenos? El que gana el foro gana el mundo, pues el que gana el foro gana la verdad. El que controla el foro suele ganar el foro, a menos que las reglas del foro permitan que gane alguien que no lo controla. La victoria de Trump se volvió rápidamente un punto de inflexión en la relación de los poderes fácticos (sabrá perdonarme la jefa por robarle la expresión) con los foros. El hackeo informacional en el que su campaña tuvo uno de sus ejes con el “escándalo” de cambridge analytica le hizo entender a sus oponentes que debían reforzar el nivel de control sobre los admins de aquel entonces. La progresiva destrucción de Google como empresa y el vaciamiento de Facebook en buena medida siguen esta línea. El control de contenido, el banneo selectivo y la criminalización del shitposting (mayormente de derecha) dieron lugar al enorme sobregiramiento de izquierda que se vivió desde 2016-7 en adelante en todo el mundo. El motivo fue bastante sencillo: las reglas de juego la favorecía de forma desmedida. El riesgo implícito para cualquier cuenta de derecha era sumamente alto en comparación con su contraparte de izquierda. El foro se volvió un espacio en el que la derecha luchaba con las manos atadas: frente al insulto no podía insultar y frente a la mentira no podía mentir. Cuestiones básicas. No creo que nadie que haya llegado hasta acá en la lectura piense que antes los foros eran espacios de debate racional impoluto hasta que llegó internet o lo que sea, pero en caso de que sí lo crean les comento que la discusión por hacerse con la verdad es siempre violenta, traicionera, desalmada. No hay bien más preciado que ella y todos, todos, la codician. Los argumentos siempre fueron falaces, los hechos deformados, los insultos proferidos y las reglas violadas. Salgan de su cueva de hechos seleccionados del siglo XX.
Ahora bien, manejar el foro no da certeza alguna de la victoria en el combate. Eso lo dan las fuerzas que vienen del cielo. La fuerza que viene del cielo es la razón y la razón es, en una de sus miles de acepciones, la coincidencia del discurso con la realidad. No se puede mantener indefinidamente un discurso que no se condiga con lo real, que no se confirme, a menos que se utilice la fuerza física. Eso es bastante poco simpático. Las cancelaciones, los doxxeos, el deplatforming, todo tiene un límite.
Acá es donde entra Twitter, o X. Twitter (o X) se consolidó luego de la caída de Facebook como el foro que reúne a todos los foros. Su superioridad en términos de diseño —la primacía del texto hiper curado, breve— atrajo a buena parte de la clase pensante en sus múltiples ramas. Todo forista tenía que tener su contrapartida en Twitter para ampliar su audiencia e interactuar, luchar, con foristas de otros foros. El pugilato social por la determinación de la realidad tenía su arena perfecta. Hasta que el admin fue demasiado lejos. El deplatforming de Trump volvió demasiado evidente el prejuicio ideológico del anterior admin y dañó irremediablemente la marca para con el ala derecha del salón. No me interesa juzgar moralmente la decisión, pero las consecuencias fueron insoslayables.
No es que el admin no pueda tener preferencias, de hecho suele ser un gran agregado al foro la participación activa y partidaria del mismo. La clave es que debe cuidarse de tratar injustamente a quienes tienen posiciones contrarias a él. Un foro solo crece mediante la confrontación constante de posiciones, la discusión sin filtros ni cuartel en la que el contenido genera por su propia intensidad más contenido. No hay neutralidad posible y aparentarla es entendida por los participantes del foro —correctamente— como un intento de ocultar la propia postura usualmente con fines non sanctos. Cuando el foro censura a sus foristas da el primer paso hacia su muerte, no solo por los foristas censurados, sino porque incluso quienes están del lado del admin van al foro en buena medida a buscar oposición. La vida sin adversarios no es vida. El verdadero forista desprecia a un admin cagón.
En ese sentido creo que Elon salvó a Twitter. Perdón a X. La plataforma estaba encaminada a volverse una cámara de eco del partido demócrata como tantas otras, teniendo a una base de usuarios cada vez más estandarizada y lobotomizada. Hay que ser muy valiente en este país para salir a defender a un billonario y ahora me toca saltar sobre esa espada. Musk, en su hiperactividad ketamínica, entiende la naturaleza y el valor del foro, sumado a las limitaciones que implica el ser admin del mismo. El admin no puede ser amigo de todos, no tiene por qué serlo ya que su trabajo consiste en tomar decisiones difíciles que en el corto plazo pueden ponerse en contra al resto de la comunidad. Lo cierto es que el vox populi vox dei de sus primeras encuestas nunca tuvo sentido. La apariencia de legitimidad popular es útil pero en última instancia la decisión es una cuestión de la voluntad individual, en este caso la decisión central fue hacer del objetivo del foro la maximización de la búsqueda de verdad, y el medio para dicha búsqueda es la libertad de expresión lo más absoluta posible. Esto desde ya ofende a sensibilidades muy sensibles y especiales que creían que la libertad de insultar a discreción siempre iba a estar de su lado, pero lo cierto es que el mercado de los insultadores necesitaba una sana corrección. Lo justo es justo para todos (y lo digo siendo judío y siendo consciente del aumento fenomenal del antisemitismo explícito en el foro).
En última instancia pretender ganar en el mercado de las ideas a través de artilugios legales o censura es una pésima fórmula para la era de internet. Estamos condenados a interactuar los unos con los otros hasta que nos ardan las pestañas. No hay escape al encuentro incómodo con la alteridad que nos refleja un aspecto de nuestra época frente al cual tenemos que pensar. Siempre me resultó gracioso que los teóricamente relativistas, los militantes del Otro, sean tan estructuralmente incapaces de figurárselo, al punto de inventarse mundos paralelos para rehuirle (hola bluesky). No vaya a ser que se inventen un mundo para huirle al Terror para encontrar que al final éste estaba todo este tiempo en sus propios corazones.
Buen fin de semana estimados. Que el foro los acompañe.
En donde decís que la verdad tiene que coincidir en alguna medida con la realidad para sostenterse, reside la clave. Hay dos formas de encarar la relación de Twitter con la realidad, por lo tanto de ver qué tan relevante es y cómo lo es.
Una es que “Twitter es la nueva realidad”. Pelotudísimo, aunque algo hay de eso. Mucha gente tiene su relación con la realidad tan acotada, salen tan poco de su casa, tienen tan pocas interacciones que no remitan a Twitter, que Twitter les funciona como centro y límite mediatizador de toda su experiencia. Pero son los menos, aunque tengan un poder desmedido en la plataforma. Twitter no puede ser más que un foro donde se discuten cosas que pasan por fuera, que van a repercutir en el afuera y por tanto tienen que considerarlo, si no se los lleva lo efímero de la propia red. Twitter nunca va ser la red normie como es Instagram o supo ser Facebook, con su privilegiación de lo superficial, lo estético y la curadoría personalizada de la línea de tiempo. Por algo en Instagram están los influencers y los emprendedores que de verdad tienen una especialización en lo que hacen y se tiran al público general.
A contrario, también es boludo pensar que Twitter no importa. Es un foro pensado para la omnidiscusión, el entrecruzamiento constante con cosas que son Interesantes, así con mayúscula, no interesantes para vos. Esa pretensión de universalidad y de red abierta (no sociedad abierta) lo vuelve el ágora de preferencia para intelectuales y todólogos. Los “influencers” de Twitter en realidad son gente que habla de todo pero lidera una comunidad específica. Esa gente y esas comunidades tienen una incidencia desmedida en la realidad, la pregunta siempre es cuántas instancias median entre lo real y lo virtual. Le van a errar a la discusión mientras sigan pensando que Twitter es el equivalente virtual a una plaza o una calle, y no a un co-working de redacción periodística o una asamblea permanente.
Lo que muchas veces no se hace referencia es que quienes a menudo son negativos vehementes denunciantes de discurso de odio es que prácticas suyas son dignas de alabarse al ejercer un tipo de derecho de exclusión como expone Hans Hermann Hoppe.
Un supremacista blanco yankee dirá que tiene derecho a no ser "mezclado" con gente de otra raza de "indeseables".
Y, recuperando la figura ya algo cliché de militante alerta do flequillo 2018, un personaje así es libre de "decidir" fomentar espacios seguros para lxs suyxs y aislarse de indeseables inmundos "fachos" primitivos, que pululan como un tumor a ser extirpado. Dirán que tienen justificación a sentir resentimiento como victimas de un sistema que las subordina -algo que de hecho tiene su fundamento- pero deberían militar más honestidad en su desprecio a otros seres humanos que no comprenden, no quieren comprender ni están dispuesto a hacerlos.
Ahora si me disculpan, me voy a confesar con la oficina de género de mí facultad y suplico perdón por mis pensamientos a Victoria Ocampo.