No hay ninguna chance de que lea un libro de 800 páginas sobre cómo el futuro de la argentina depende de la acumulación demográfica en el conurbano bonaerense escrito por un pelado. No es que tenga nada en particular en contra del conurbano, o en contra de los pelados, pero la combinación de ambos me genera demasiada desconfianza. Siento que el ámbito de análisis permisible a los pelados debería reducirse a gimnasios en puerto madero o belgrano si son de derecha, o a tugurios humeantes con olor a Foucault si son de izquierda. El pelado que sale de sus ámbitos naturales y quiere conquistar las indomables llanuras de lo real de Merlo se va a encontrar con un gordo que gana dos mangos que lo va a correr de ahí al son del incontestable cántico de “pelado botón”. Es por eso que, así como este libro no pudo haber sido escrito con conocimiento del territorio, yo escribo una reversión del mismo sin siquiera haber leído un resumen de chat gpt. Lo justo es justo para todos.
El nudo que azota las mentes de los liberales de salón, y al que probablemente haga referencia este pisapapeles, es un nudo presupuestario y demográfico. El Estado nacional ha diseñado su propia fortaleza de hierro para cuidarse de ser desmantelado por la secta de adoradores de las cuentas públicas en orden. Se ha sitiado a sí mismo inventando una ciudad infinita sin sustento económico, con capa tras capa demográfica de poblaciones estructuralmente dependientes de la intervención del Soberano para subsistir. No estamos hablando acá necesariamente de los movimientos sociales, actores relativamente sencillos de dominar por sus incapacidades estructurales para insertarse en la vida económica moderna, sino de la pequeña burguesía - propietaria y empleada - pseudo industrial de los sucesivos cordones. Hay, desde ya, una varianza enorme entre ramas, empresas, individuos y muchos de ellos, quizás la mayoría, sobrevivirían incluso en un entorno de menor dependencia del direccionamiento de los recursos públicos, pero lo cierto es que hoy en día directa o indirectamente, se saben subsidiarios de un sistema de subvenciones cruzadas que vuelve rentable a sus negocios. Esta dependencia política es vivida con cierta vergüenza y resignación. Ante la perspectiva de un cambio de reglas la pregunta es, naturalemente, ¿y qué vamos a hacer nosotros ahora? Hay algo de justicia en ese reclamo: la reglas del juego de la supervivencia empresarial o laboral fueron las de la subordinación al modelo económico “desarrollista”.
Este entramado industrial, con sus múltiples proveedores, se sustenta desde hace años en la piedra angular de la estafa cambiaria. En una suerte de copia deforme del modelo chino, la estrategia política del peronismo para asegurar su continuidad ad aeternum fue la de generar incentivos realmente bestiales al desarrollo de una industria con saldo exportador negativo la cual, por su brutal peso (y brutal ganancia para los principales beneficiarios), no podía ser desmantelada sin llevarse consigo al que intente desmantelarla. La pregunta por el financiamiento de semejante empresa solo se la realizaban quienes, ilusamente, creían que había algo de económico en un modelo netamente político. En efecto, parte de la genialidad de este leviatán abortado pasaba por asumir la fragilidad económica del asunto. Ninguna administración verdaderamente peronista iba a desarmarlo, pero era necesario cortarle unas cuantas patas para que no se tragara consigo al Estado. Es así que deberían venir administraciones - sean del signo que sean, es irrelevante - que desarmen parte del monstruo para no perecer con él. Ex post, con las cuentas algo más ordenadas, estas administraciones serían denunciadas como infames, infieles, traidoras, exponentes del más vil y crudo neoliberalismo neoliberal con la expresa intención de destruir el legado industrialista orgulloso de nuestro país, independientemente de quién esté de vice.
Tenemos entonces diagramada la bomba económica: ordenar las cuentas públicas, sobre todo la cuenta corriente (este sector demanda muchísimas más divisas de las que exporta), generaría un aumento bestial del desempleo especialmente en zonas urbanas cercanas al centro del poder político. Dicen que la revolución francesa fue en parte a causa de la sobre representación del tiers-etát en los suburbios parisinos, en una nación que seguía teniendo una estructura económica mayoritariamente feudal. Llenar de soldados furiosos las cercanías del poder político no es ni más ni menos que apuntar con un arma al pecho del soberano para que entienda que no es libre de decidir cómo mejor gobernar los destinos del país.
La bomba política, más específicamente electoral, deriva del enorme peso demográfico que el conurbano tiene en comparación con el resto del país. La concentración económica (derivada de volver casi inviable la producción en cualquier otro lado, con complicidad de los gobernadores peronistas a los cuales se les pagó con el crecimiento de sus recursos públicos) en el conurbano lo vuelven la madre de todas las batallas en un sistema ridículamente presidencialista y en el que se necesita de una mayoría simple para elegir presidente. La identidad del conurbano como el relativamente desposeído con un poder político desmedido quedaba así bastante articulada. Con el conurbano no alcanza, pero sin el conurbano no se puede fue el mantra que volvía a cualquier gobierno electo un rehén de las demandas de una minoría cuyos intereses iban violentamente en contra de los sectores productivos del resto del país. Ni greenpeace la hizo tan bien, digamos todo.
La ecuación era casi perfecta. El ciclo de desaceleración económica, inevitable, iba a generar un cambio de régimen más o menos amigable. El cambio de régimen se iba a encontrar con la necesidad de aumentar el desempleo en el conurbano por la imposibilidad de seguir subsidiando a la industria nacional. El aumento del desempleo y el temor a sus consecuencias iba a colapsar la sustentabilidad política del nuevo régimen generando las condiciones para el regreso de los salvadores de siempre. Para los que me conocen saben que acuso al peronismo de ser bastante tarado, pero este esquema es sencillamente brillante. Desde ya que fueron muchas las manos que tuvieron que ver en el desarrollo de semejante estructura, siendo en sus orígenes la mayoría radicales. En esencia el objetivo siempre fue ponerle un límite a la capacidad de acción del pueblo soberano, siendo que la mayoría - directa o indirectamente - se vuelve beneficiaria de algún género de subsidio estatal y del crecimiento económico a largo plazo no come nadie hoy. Tenemos entonces un excelente nudo: cuanto más tires para el lado del ordenamiento más se ajustan las condiciones sociales y lo mismo cuanto más tiempo puedas subsidiar el crecimiento de la industria. Son bastante risibles los peronistas racionales que ahora pretenden darle sentido al desarrollo industrial, orientarlo a la exportación, desarmar kioscos, etc., alegando que el sistema funciona mal. ¡Funciona excelente! Que ustedes no sepan apreciar la gran obra de ingeniería política que su partido, en conjunción con el radicalismo y los militares desarrollistas han armado durante el larguísimo siglo XX argentino no es mi culpa.
En fin. Llegó la variable Miller y rompió con tantísimos años de trabajo. En buena medida por eso no la vi venir ni de cerca. Creía que mal que mal el único camino para Argentina era mantener cierta decadencia administrada sin salida por unos años e ir armando masa crítica para de forma más consensuada rearmar de a poco el sistema económico y político. No contaba ni por asomo con la inoperancia de AF y CFK sumados al enorme magnificador de los errores propios que significó la pandemia. El deterioro del apoyo al status quo que se efectuó en esos cuatro años sigue sin ser dimensionable para sus adherentes y fue precisamente lo que permitió el corte del nudo. Porque, lo crean o no, el nudo gordiano ya fue rebanado de cuajo en este casi año de gestión. ¿Es poco tiempo? Desde ya, pero por eso la acción violenta y decisiva es la que termina con el nudo. La victoria de Milei se sustentó en dos patas centrales: los votos de las provincias y los votos de los jovenes excluídos del sistema sindical-social de reparto. Los dos grandes perdedores del sistema político. Esto le dio una base y un mandato claro para hacer lo que se tenía que hacer. Con este año de gestión va a sumar a buena parte del poder económico no vasallo fiscal del ancien regime y fagocitar a los que le dieron el voto a regañadientes por gorilismo (macristas, radicales del interior beware).
Hecha la devaluación y el ajuste en los primeros meses, mostrando paralelamente un uso sin titubeos de las fuerzas públicas (el error crucial del peronismo-radicalismo fue precisamente haber alienado tanto a las FFSS y a las FFAA por puro capricho ideológico) tienen espacio suficiente para ir desarmando todo el ecosistema de subsidios cruzados sin que estalle la bomba. La población excedente tendrá dos destinos: será tomada por los nuevos actores económicos y se irá naturalmente de la gran metrópoli a medida que se acentúe la federalización de las oportunidades laborales. Un factor que el peronismo “federal” minimiza es la cantidad enorme de gente que está en el AMBA contra su voluntad y preferiría poder desarrollar sus vidas en las cercanías de donde nació. Claro que habrán perdedores, pero los mismos van a tener que enfrentarse a los perdedores del modelo que los beneficio y decirles en la cara que es necesario que ellos sigan ganando. Dudo que puedan justificarse frente a un rappi que por primera vez puede ahorrar.
Disclaimer 1: nada de esto hubiera pasado si sus dirigentes no hubieran sido tan criminalmente corruptos o incompetentes. Si se hubieran decidido a darle al país un futuro en lugar de asegurarse su presente al infinito. No me causa placer alguno que las cosas hayan llegado a este punto, pero se cansaron de hacer todo lo posible para que así sea. Ahora les están jugando a ganar por primera vez en mucho tiempo y todo parecería indicar que no tienen la más pálida idea de qué hacer.
Disclaimer 2: no voy a desarrollarme más respecto a los aspectos de la ruptura del nudo porque, como dicen algunos amigos, ya fue demasiado avive.
Gran análisis de coyuntura y tendencias históricas. En la lectura de las elecciones siempre la pensaba como que el "interior" en su mayoría es mucho más pro-motosierra que, pidiendo prestado el término de "degenerados fiscales", la fiesta de erario público de Conurbano Land. Entre otras cosas por ejemplo algo de esos matices geográficos se ven cuando miras la cantidad de tomas de facultades que hubo en la zona de GBA con respecto al Interior( y que si, juega además el hecho que la gran mayoría de Universidades se encuentran precisamente en el Gran Buenos Aires). La Facu de Sociales se tomó post debate del veto acá en Córdoba, y la FSOC ni espero para que sucediera y no si venían dos días antes de hacerlo
PD: Muerte a los salvages keynesianos unitarios!
Discutiendo con un amigo este artículo, el menciono (astutamente diría yo) que uno de los grandes factores detrás de la ruptura del “nudo” por parte de Miller y su equipo es el aumento de las ayudas sociales en términos reales (la AUH está a su nivel real más alto desde su introducción si no estoy equivocado) junto con la eliminación del aparato organizador de la agitación política en forma de los “dirigentes” (extorsionadores) sociales, lo cual le quito el músculo al aparato peronista al eliminar lo más clave que existe para una masa jerarquizada, el poder de mando de sus líderes. Por otro lado, el aumento de los planes permite aplacar las presiones de la masa lumpen-proletaria así como esta medida va de mano con la baja de la inflación, la cual beneficia directamente a los pobres del conurbano, dándoles, en su imaginario colectivo, una chance de ahorrar e ir hacia algo mejor.
Desde ya, un grandísimo artículo de tu parte, mis felicitaciones como siempre.